Durante tres días los máximos responsables del Club Richmont Internacional que tiene su sede en Lucerna (Suiza) han estado en Euskadi celebrando su convención anual. Más de 125 panaderos de Suiza, Alemania, Italia, Croacia, Irlanda, Turquía, Francia, España, Francia…, han celebrado abundantes reuniones científicas y de intercambio de opiniones e investigaciones, sobre todo las referidas el pan saludable y a la masa madre de cultivo utilizada en procesos de elaboración del pan.
Han visitado panaderías de referencia, obradores de última generación, escuelas de elaboración de pan y, sobre todo, han transmitido una pasión desbordante sobre el pan. Comían pan, hablaban de pan, comparaban tipos de panes y analizaban sobre la marcha tipos de harina utilizadas, tiempo de fermentación y de reposo, en definitiva un mundo apasionante que tiene como fin último ser más felices comiendo mejor pan.
Gente comprometida, con negocios grandes y pequeños, con investigaciones en colaboración con grandes centros tecnológicos europeos. Hacer pan, hacer pan bueno, con sabor, equilibrados de sal, con cortezas maravillosas y con aromas como hacía años que no percibíamos. Entrar a esos hornos en los que te abruma el olor a pan que te lleva a la infancia, al horno del pueblo de los abuelos es una experiencia sencillamente desbordante.
Hemos probado unos panes sensacionales que nada tienen que ver con los panes que habitualmente compramos o comemos en restaurantes de confianza. Cada uno es libre de hacer lo que considere pero cuando se prueba el pan bueno, bien hecho, con honestidad y, sobre todo, con pasión, con devoción, enfrentarse a un pan distinto por no decir malo, es complicado. Ya no quieres panes hechos con prisa, con harinas sin seleccionar, sin sabor, sin olor, y que, además, probablemente, no sienten bien.
Hablamos de pan saludable, científicamente probado, que sienta bien, que es su justa medida, como todo no engorda, panes riquísimos de principio a fin. Turgentes, alveolados, con gran fragancia, con un sonido especial al corte del cuchillo de sierra encima de la tabla.
No comamos otro pan que el que sea bueno, es una maravilla. Hay mucha gente comprometida con ello, llenos de pasión y de amor por el pan.