Con motivo hace unas semanas de la celebración del salón Enomaq (maquinaria para bodegas) que se celebró en la Feria de Zaragoza, tuve la oportunidad de conocer un poco más a fondo el complejo mundo de los tapones para las botellas de vino.
Se calcula en unos dieciocho mil millones de botellas de vino las que anualmente se cierran con tapón de corcho; sí, han leído bien. No son cifras definitivas pues cada día crece a muy buen ritmo la tendencia de los nuevos tapones denominados tecnológicos y ahora también y desde hace algún tiempo los de rosca; extremo que en otros países tienen un alto grado de penetración. El mercado español cada vez apuesta más por tapones icrogranulados ya que garantizan la conservación del vino y evitan que los aromas y sabores del corcho alteren los del vino. El tapón de rosca tiene menor penetración en España y las empresas que lo utilizan lo destinan a la exportación. Decía Sebastián Andrés en director comercial de la empresa Vinventions, líder del sector que “El objetivo de nuestra compañía en España para 2017 es reforzar el equipo comercial e impulsar su presencia para llegar a unas ventas de de 200 millones de tapones.
El mayor productor de corcho del mundo es Portugal con 189.000 toneladas seguido por España con 85.000 y le siguen Argelia con 40.000, Marruecos con 20.000, Túnez 10.000, Italia 16.000 y Francia con 14.000 toneladas. Lo que da un total de dos millones de hectáreas y los citados dieciocho mil millones de tapones. El ciclo vegetativo de un alcornoque es de unos 200 años y comienza a ser productivo a partir de los 30 años, lo que resulta impresionante. Y resulta curioso destacar que es un cultivo resistente a los incendios pues la corteza puede estar quemada y el árbol seguir vivo. En cuanto al precio, en estos momentos un tapón de corcho natural de alta gama puede costar por encima del euro y medio por unidad.
Entre las principales innovaciones presentadas en Enomaq destacan el tapón Zest!, de la familia GreenLine; y el tapón “SÜBR”. Zest! es un cierre que usa la tecnología PantCorc, basada en polímeros derivados de la caña de azúcar, fabricado de una sola pieza y sin riesgo de TCA. Además cuenta con certificación de huella de carbono cero. Está destinado a vinos espumosos.