Quantcast
Channel: Barbacil Comunicación
Viewing all articles
Browse latest Browse all 175

Ganadería

$
0
0

Luz Marina Vélez Jiménez

Todo animal de pezuña hendida y casco partido que rumie, lo comeréis

Levítico (11:3)

 

El aumento del cerebro homínido se ha asociado a la ingestión sistemática de carne ―paquete de proteínas, carbohidratos, grasas y vitaminas― como una de las causas propulsoras de la adaptabilidad en el proceso de selección natural de la especie. Recurso evolutivo favorecido por el carroñeo, la caza, el pastoreo y la ganadería.

Desde las bandas cazadoras-recolectoras hasta los Estados industriales, se evidencia la afición por los alimentos de origen animal: una preferencia que, según Marvin Harris, surge entre la interacción de la biología humana y la composición nutritiva de una serie de posibilidades alimentarias.

Los desplazamientos de las especies con instintos gregarios ―reses, ovejas, cabras, renos, caribúes y búfalos, entre otras― han trazado, además de las rutas para el apaciguamiento intensivo, las de los gustos y prácticas de las cocinas de la gente carnívora.

La carne se ha investido de una fuerza simbólica; su ansia, estima y consumo han sido acontecimiento social. Los cazadores primitivos compartían con sus antepasados la sangre, el cuero y los huesos de sus mejores presas; los héroes de la Antigüedad celebraban sus victorias con banquetes carnívoros, y los cristianos, judíos, hinduistas e islamistas han construido―a través de rituales sacramentales y de reparto― una moral entorno a los animales.

El ganatum ―bestias mansas que producen riqueza―ha proporcionado al hombre un bienestar más allá de la mera supervivencia. Bajo las categorías de pastoreo nómada, lechero, de engorde, doble propósito, opie de cría, hace parte de las elecciones alimentarias ―instintivas y prescriptivas―, las concepciones de prestigio y prosperidad, y la expectativa científica con fines alimenticios.

El considerable aumento en el consumo de carne durante los últimos cincuenta años en Occidente permite apreciar cómo las dietas no solo son asuntos privados, sino que también dejan huellas en el medio ambiente, la biodiversidad y el clima, como lo evidencia la paradoja de un ganado que, si bien es cierto antes comía pasto al aire libre, hoy es engordado “a corral”, en fábricas, desde donde compite con el hombre por el maíz, el trigo y la soja.

En la intuición de que toda cocina es cuerpo, estilo de comer y mundo, se han madurado, ahumado, asado y guisado, a fuego lento, corderos, renos, vacas y cerdos, entre otros animales ―confinados alrededor de las cocinas tradicionales―. Y en respuesta a la demanda de comidas rápidas (llamadas desiertos alimentarios), se sirven hoy millones de animales, de criaderos industriales, precocinados.

No solo depredando en primera línea, sino también transformando animales en productos y alimentos en riesgo, el hombre hace parte de una cadena en la que, frente a la gripa aviar, la triquinosis porcina y la enfermedad de las vacas locas, sospecha si realmente es omnívoro.

 


Viewing all articles
Browse latest Browse all 175

Trending Articles