Luz Marina Vélez Jiménez
El cuerpo, en primer lugar, manifiesta una moral del mundo.
Le Breton
Digerir es la capacidad de captar el mundo exterior, diferenciarlo, asimilarlo y expulsarlo; un proceso psíquico y físico de apertura y entregaque revela la angustia vitalde no recibir lo suficiente y morir de hambre.
Poner la comida en la boca, triturarla, embeberla de saliva, convertirla en bolo alimenticio, romperla en moléculas químicas, absorber sus nutrientes y expulsar lo no asimilado confirman que digerir (di―separación múltiple―gerere ―distribución―)es un proceso de conversión energética por niveles.
La digestión es incorporación oral, gustación, degustación y autococción; intimidad; integración individual: mecanismo somático con significado y participación social; memoria de la historia vivida; consecuencia real y espectral de la ingestión fisiológica y emocional.
En términos de asimilación y excreción, lo engullido hace parte de la unidad desear-comer-digerir: una particularidad plural de la comestibilidad y su identidad moral. Morder, masticar y tragar expresan vitalidad, admisión y rechazo,agresividad reprimida; fronteras del yo.
En esta medida, en los hospitales modernos se vive una lucha sin cuartel: la ingestión de lo que supera la capacidad de proceso; querer vomitar aquello que no se quiere, regurgitar lo que no se puede entender, embutirse de lo ausente; llevar al adentro ―sistema digestivo― lo que no se puede solucionar en el afuera ―interacción con los otros―.Mientras el cerebro digiere las impresiones en el plano mental, el intestino delgado (lugar del análisis y la asimilación digestiva) lo hace en el plano material.
Dethlefsen y Dalke, en su reinterpretación de la medicina,conciben la enfermedad como un camino hacia la concienciación, abordan las afecciones del sistema digestivo ―ensu acción de digerir― como estados de disarmonía, coartadas para rehuir conflictos emocionales, y proyecciones de los sentimientos hacia el interior del cuerpo.Rechinar dientes: agresividad impotente, nudo en la garganta: resistencia encubierta, eructos y ventosidades: expresiones de agresividad, náusea: defensa, vómito: repudio, indigestión: disgusto, diarrea: angustia, estreñimiento: apego, cálculos biliares: agresividad petrificada, insuficiencia pancreática: falta de capacidad crítica, y anorexia nerviosa: negación de la sexualidad y del instinto, entre otras asociaciones de lo intra y lo extradigestivo.
Entre la gastronomía, la gastrolatría y la gastrosofía, emerge una indigestión general indiferenciada en la que medio mundo muere de hambre, y el resto por efectos de lo que come. Digerir termina siendo una necesidad de poder innegable, no hay manera de escapar a ella pues es una figura intercambiable que integra y alimenta el estado de flujo de formación, generación, conservación y comprensión de la vida que se renueva una y otra vez; un algo que diferencia al ser humano de las fieras que, repletas y soñolientas, se echan para digerir con mayor comodidad.
Un menú digestivo supera y conserva lo que ha sido en provecho de lo que es.