Las ‘onces’ bogotanas son más que una actividad gastronómica de los ‘cachocos’ (nombre con el que se llama a los oriundos de Bogotá en otras regiones del país), las onces son en realidad una de las tradiciones más arraigadas en el imaginario colectivo de los bogotanos y es uno de los momentos de interacción social más importante entre los habitantes de la ciudad. Incluso en Bogotá cuando se habla de tomar las ‘onces’ casi siempre se hace referencia a la merienda de la tarde, en la que se disfruta de chocolate, pan y queso o un buen café colombiano, pues la bebida caliente es también una excusa para hacerle frente al frío de la región de la Sabana de Bogotá.
Pero este hábito viene de lejos y no solo se practica en Colombia sino en otros muchos de América del Sur. Jorge Juan y Santacilia y Antonio de Ulloa y de la Torre – Guiral, tenientes de navío que fueron en misión científica en 1735 a Cartagena de Indias, contaban que “el aguardiente tiene un uso tan común, que las personas más arregladas y contenidas lo beben a las once del día; en esta hora se convida unos a otros para hacer las once”.
En la capital colombiana, cuando se dice que se van a tomar las ‘onces’, no se refieren a otra cosa que a tomar lo que en otros países latinoamericanos se conoce como la merienda, esa comida que se toma a la media tarde o media mañana para distraer un poco el hambre, aunque en esta ciudad se refiere más a la de la tarde.
Esta tradición que muchos viajeros disfrutan sin siquiera darse cuenta y que hace parte muchas veces del itinerario de la cotidianidad de los días que transcurren en la ciudad, constituye una costumbre que si no lo sabes, como me ocurrió en mi primer viaje a Cartagena de Indias, lo tomas como un almuerzo de media mañana. Allá a la cena le llaman comida, por lo que hay que andar con tiento para no equivocarse.
Cabe anotar que el ritmo acelerado de la ciudad y las nuevas generaciones han trasformado el menú tradicional de las ‘onces’ y muchos disfrutan también de los buñuelos, el pan de yuca, las almojábanas que incluso algunos acompañan los pasabocas con una bebida gaseosa.